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V Premio Mapendo de Dibujo Infantil

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La Fundació Roger Torné ha abierto la convocatoria del V Premio Mapendo de Dibujo Infantil

Desde el 13 de octubre hasta el 13 de noviembre, los niños y niñas de todo el estado con edades comprendidas entre los 5 y los 12 años pueden participar en la quinta edición del Premio Mapendo de Dibujo Infantil, haciendo llegar sus creaciones a la Fundació Roger Torné.

Este año, el tema elegido es 'Los árboles, tus amigos'.

Si quieres que tu hijo/hija participe, puedes consultar aquí las bases. También te explicamos cómo hacernos llegar sus dibujos.

El Premio Mapendo de Dibujo Infantil ha sido concebido como una manera de acercar al público infantil la importancia del medio ambiente.

Premio Mapendo de Dibujo Infantil: una oportunidad para disfrutar en familia

¿Cuántos concursos de dibujo se convocan al año? Por lo que he visto en redes sociales, bastantes, francamente. No se puede decir que las entidades que desarrollamos actividades con niños y niñas obviemos esta faceta creativa.

Ahora bien un concurso de dibujo infantil, por fuerza implica que un colegio, u organización (ya sea lúdica o deportiva) o bien los padres, pongan a los niños ante el reto de mostrar su ingenio, opinión o creatividad.

Cuando era una cría, participé en un concurso de dibujo infantil de unos grandes almacenes. No recuerdo el tema, pero sí he de confesar que fue una especie de tortura para mí. Bueno quizás exagero, así que me explicaré: El dibujo podía llevarse a cabo en casa, según unos parámetros que por supuesto tampoco recuerdo. Y a eso me apliqué yo tan campante. Claro que no contaba con el afán perfeccionista de mi padre, al cual le gustó siempre dibujar y pintar. En cambio yo, para serles totalmente sincera, me he considerado un verdadero desastre a la hora de plasmar con el lápiz o el pincel cualquier objeto por muy sencillo que fuera. Lo que les digo no es fruto de una hipotética autoexigencia es sencillamente una incapacidad manifiesta por la plástica. Así que, cuando mi padre contempló (imagino que horrorizado) “mi obra” comenzó a darme un sinfín de instrucciones para mejorar el pequeño bodrio que yo había ideado.

Con esa tarea me tuvo día sí y día también, hasta que terminé odiando el maldito dibujo. Cuando se dio por satisfecho, a mí el dibujo no me gustaba absolutamente nada. No conseguí identificarme con él y cuando fue seleccionado entre los finalistas ni siquiera aparecí en la entrega de premios. Afortunadamente para mí, otro evento infantil se cruzó en el camino y me permitió no pasar la vergüenza de recoger un premio del que no me consideraba merecedora.

Esta anécdota se la contaba a Mabel Pièrola en una de las deliberaciones de nuestro Premio Mapendo y ella, aparte de reírse mucho a mi costa, me contó que los adultos y el sistema educativo cercenamos la libertad de expresión de los niños aproximadamente a partir de los cinco o seis años. A partir de esa edad la mayoría de los niños adquieren sentido de la responsabilidad de lo que van a decir, desean gustar a los mayores, quieren “pintar bien” y con ese equipaje, su capacidad creativa pierde ingenuidad y fuerza. Y me lo explicaba a partir de los dibujos y pinturas finalistas, de los cuales solo conocíamos las edades de los participantes.

Cuando ideamos el Premio Mapendo de Dibujo Infantil, lo hicimos porque deseábamos que los niños y niñas pinten o dibujen lo que ven, lo que sueñan, lo que imaginan pero siempre en torno a un elemento de la naturaleza. Este año lo hemos dedicado a “Nuestros amigos los arboles”. Nos gusta pensar que el Premio Mapendo es una oportunidad para que los padres charlen con sus hijos a propósito de esa naturaleza, cercana para unos pero también demasiado lejana para otros, en su vida cotidiana y que nos cuenten su vivencia a través de un dibujo.

No buscamos un “dibujo bonito” con el que felicitar el inicio de un nuevo año, sino un dibujo que sea la voz de un niño o niña (hasta ahora han sido siempre niñas las ganadoras, por cierto). Y para eso, quizás solo hace falta pasear por un parque, o por un bosque, charlar con ellos sobre alguna anécdota infantil, algún recuerdo que nos haya acompañado, o sencillamente contemplar el paisaje en silencio en su compañía y después, otro día, los dejamos a ellos que inventen. Seguro que les (y nos) sorprenderán con su imaginación.

Como ven sigo en la estela de mi padre dando instrucciones. Olviden lo que han leído y hagan, por favor, lo que mejor les parezca, pero no se olviden de disfrutar con sus hijos e hijas.

Publicado por Soledad Román el 14 de octubre del 2013. En: Revista online Inspira. Sobre salud infantil y medio ambiente. Fundació Roger Torné.

Fecha de publicación: 29-10-2013