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¿El tabaco de liar es menos perjudicial?

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Fecha de publicación: 18-11-2015

Un número cada vez mayor de personas, sobre todo jóvenes, lía sus propios cigarrillos. En algunas partes del mundo, como Australia o Noruega, existía ya ese consumo de forma tradicional. En nuestro país esta forma de fumar se ha triplicado en los últimos años.

El tabaco de liar (TL) es una mezcla de tabaco “picado”, que se utiliza para liar cigarrillos manualmente. Las formas de corte que se utilizan para fabricar este tabaco varían desde un aspecto filamentoso, hasta lo que parecen migas de pan. Prácticamente todas las marcas existentes de TL son una mezcla de varios tipos de cortes distintos.

¿Quiénes fuman tabaco de liar?

Diversos estudios han analizado las diferencias entre las características del consumo del TL y del tabaco manufacturado (TM). Según éstos, el consumo de TL es más habitual en varones jóvenes, con bajos recursos económicos, bajo nivel educacional y muchas veces de medio rural.

En general, consumen al día menos cigarrillos que los que fuman TM. Por contra, inhalan más profundamente y dan mayor número de caladas a cada cigarrillo.

¿Qué razones hay para este aumento?

La mayoría de los fumadores que se pasan al TL lo hacen porque es más barato. Y muchos lo hacen porque piensan que “es más saludable”.

Un reciente estudio detectó que el 26% de la población general española cree que el TL es menos lesivo que el TM. Dicho porcentaje asciende al 32% entre los fumadores de menos de 30 años.

¿Es menos perjudicial?

La publicidad del tabaco de liar usa términos que dan a entender que es menos dañino que los cigarrillos industriales. Hay estudios que demuestran lo contrario.

Según un estudio hecho en España que incluye el 70% de las marcas de TL que se venden, los contenidos de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono del tabaco de liar son muy superiores a los permitidos para los cigarrillos convencionales. En algunos casos hasta de un 85% más.

Además, la legislación actual en cuanto al etiquetado es más permisiva en el TL. Este mismo estudio observa que sólo un 33% de las marcas estudiadas indican los contenidos de nicotina y alquitrán. En el caso del monóxido de carbono, no indican nada. El hecho de que estas indicaciones tampoco estén reguladas hace que el consumidor quede privado de dicha información.

La industria tabaquera ha demostrado ser de poca confianza en lo que se refiere a reclamos publicitarios de seguridad. Ni en mejoras de producto o en la conducta ética que aplican a sus estrategias de marketing. Sigue diseñando y comercializando productos destinados a mantener y ampliar sus mercados ¡No dejes que te líen!

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Fecha de publicación: 18-11-2015
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