Formulario de búsqueda

Padres y pediatras
al cuidado de la infancia y la adolescencia

Vuestro hijo tiene un apéndice o una fosita delante de la oreja. Qué debéis saber.

  • pdf
  • friend
  • print
  • Googleplus
  • Twitter
  • Facebook
  • WhatsApp
Fecha de publicación: 30-07-2015

La fosa y el apéndice preauriculares son dos tipos de malformaciones congénitas que afectan a la zona delante de la oreja. La fosa preauricular es un pequeño orificio o depresión en la piel, mientras que el apéndice preauricular es una protuberancia o bulto de tejido. Ambos pueden estar presentes desde el nacimiento o aparecer más tarde en la infancia.

Estas malformaciones son relativamente frecuentes, con una incidencia estimada entre el 0,5 y el 1 % de la población pediátrica. En la mayoría de los casos, son aisladas y no tienen ninguna repercusión en la salud o el desarrollo del niño. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden estar asociadas a otras alteraciones congénitas, especialmente del aparato auditivo y de los riñones.

¿Qué causa la fosa y el apéndice preauriculares?

Durante las primeras semanas de gestación, el embrión tiene unos pliegues de tejido en la zona que corresponde al cuello, llamados arcos branquiales. Estos pliegues se cierran y se transforman en las estructuras de la cabeza y el cuello, incluyendo el oído externo. Sin embargo, a veces pueden quedar restos de estos pliegues que dan lugar a la fosa o el apéndice preauriculares.

La fosa y el apéndice preauriculares pueden tener un componente genético, ya que se han observado casos familiares y una mayor frecuencia en algunas etnias. También pueden estar causados por factores ambientales, como la exposición a ciertas sustancias químicas o infecciones durante el embarazo.

¿Pueden dar problemas o asociarse a otras malformaciones?

La fosa y el apéndice preauriculares, por sí solos, no suelen causar problemas de salud, salvo una cuestión estética que puede afectar a la autoestima del niño. No obstante, es importante realizar una valoración por el pediatra para descartar otras malformaciones asociadas.

La fosa preauricular puede infectarse o inflamarse, produciendo dolor, enrojecimiento o secreción de líquido o pus.

El apéndice preauricular no suele dar problemas, salvo el estético.

La fosa y el apéndice preauriculares son malformaciones aisladas en la mayoría de los casos, pero pueden ser indicadores de otras malformaciones congénitas, especialmente del sistema renal o auditivo. Por eso, se recomienda realizar una ecografía renal y una prueba de audición a los niños que presenten estas anomalías, sobre todo si son bilaterales, múltiples o si hay antecedentes familiares o personales de otras alteraciones.

¿Se deben tratar?

En general, se trata de malformaciones benignas que no requieren tratamiento, salvo que causen complicaciones o problemas estéticos.

Si la fosita se infecta o supura, requerirá limpieza adecuada y la aplicación de antibióticos tópicos u orales. Y en algunos casos, puede ser necesario realizar una cirugía para eliminar la fosa y evitar las recurrencias.

La cirugía es una opción que se puede valorar en función de la edad, el tamaño, la localización y la forma de la fosa o el apéndice, así como de la presencia o no de otras malformaciones asociadas. La cirugía suele ser sencilla y el resultado estético bueno.

Se debe abordar cada caso de forma individualizada y teniendo en cuenta las preferencias de los padres y el niño.

    Autores del artículo original:

 

Fecha de publicación: 30-07-2015
Última fecha de actualización: 20-12-2023
Autor/es: