Formulario de búsqueda

Padres y pediatras
al cuidado de la infancia y la adolescencia

Las mentiras y las mentirijillas de los niños en el colegio: ¿Qué podemos hacer?

  • pdf
  • friend
  • print
  • Googleplus
  • Twitter
  • Facebook
  • WhatsApp
Fecha de publicación: 28-12-2020

¿Has pillado a un alumno diciendo una mentira? ¿Cómo has reaccionado? ¿Usas tú a veces la mentira para lograr algo o para chantajear? ¿Te han oído los niños decir algo que no es verdad? Si has contestado que sí a alguna de estas preguntas, quizá te interese seguir leyendo.

En otros artículos encontrarás información sobre los principios que cada familia y cada escuela inculca a sus pequeños. La sinceridad y la honestidad son unos de los más importantes porque sientan la base de la confianza y el respeto a los demás. Por eso vamos a tratar de entender un poco más el mecanismo de la mentira y comentaremos las claves para que no se produzca.

¿Podemos clasificar las mentiras?

Las mentiras deterioran la confianza de quien las recibe. Hay que evitar cualquier tipo de mentira. Dependiendo de las consecuencias que tengan, las podemos clasificar en “pequeñas, piadosas o también llamadas mentirijillas” y “grandes o de bulto”. Todas son importantes porque, según la edad del niño, nos dan pistas de lo que le está pasando.

Hay mentiras del tipo “yo no he sido”. Su fin es evitar un castigo o una regañina. Son las más frecuentes en el ámbito escolar. Traducen la falta de responsabilidad, el deseo de eximir una culpa que tendría que ser asumida.

Otras mentiras se originan por la imaginación de los niños. Son las más comprensibles porque a veces ni ellos mismos distinguen bien lo real de lo ficticio, especialmente en la etapa de Infantil o primeros cursos de Primaria. Pero si este tipo de comportamiento es muy repetitivo o pasa en una edad que no corresponde, debe analizarse si el niño está preocupado por algo, tiene algún tipo de miedo o quiere decirnos algo.

Las mentiras más peligrosas son las que dañan a otras personas, las que no tienen en cuenta los sentimientos de los demás. Si se repiten, indican una falta de empatía. No sabe ponerse en el lugar del otro para imaginar lo que está sintiendo.

¿Qué podemos hacer ante una mentira del niño?

Primero vamos a comentar lo que no se debe hacer: no se aconseja tomárselo a broma, aunque en esa ocasión no tenga consecuencias o sea de poca importancia. Como hemos dicho, esto sólo lo sabemos valorar los adultos. Para los niños es lo mismo: faltar a la verdad. Hay que ser consecuentes y firmes, manejando cada situación con unos criterios similares para no confundir al pequeño. Y al mismo tiempo hay que ser comprensivo. No sirve de mucho enfadarse o reñirle sin más. Tampoco amenazarle. Puede que al principio funcione, pero el niño no va a entender del todo las razones de nuestra reacción. Y si hay algo que es básico en la relación con los niños, es la conexión. Llegar a ellos de verdad, que nos consideren referentes porque así lo sienten, no por miedo.

Para controlar las mentiras hay muchas formas posibles. Hay que usar nuestra imaginación y los recursos educativos de cada persona. Puedes aprovechar la situación para trabajarlo con todos los alumnos. Algunas ideas:

Hablad de cómo se siente una persona después de la mentira. Tanto si la dice como si es quien la recibe. Si son pequeños, puedes utilizar imágenes. Introduce en tu vocabulario palabras como triste, decepcionado… Buscad juntos lo que esto quiere decir.

  • Dile que la próxima vez que diga algo vas a dudar de su palabra y se lo vas a volver a preguntar, lo que va a ser muy molesto para él.
  • Jugad al cambio de roles. Si el niño no ha dicho la verdad, dile que ahora vas a ser tú o un compañero quien le diga una mentira. Pregúntale cómo se ha sentido. Analiza con él lo que ha pensado. Para que no se sienta ridiculizado, podéis intercambiar los papeles entre varios niños.
  • Cuéntales alguna situación que has vivido por una mentira. Les encantará escucharte.
  • Pregúntale si alguna vez le han mentido. Incluso si alguna vez se ha sentido engañado en el colegio. Dile que te explique lo que le parece.
  • Utiliza recursos audiovisuales: canciones, vídeos, cuentos... según la edad y los intereses de tus alumnos. Por ejemplo, leed juntos el cuento del pastor mentiroso. Comentad todo lo que se os ocurra.

Si con esto el comportamiento no mejora, o ves que la conducta se repite, quizás debes plantear una reunión con la familia para comprobar que no existe ningún problema y, de ser así, poder buscar juntos una solución.

Sé su ejemplo a seguir

Como en otros aspectos de la educación, lo más importante es dar a los niños un buen ejemplo. Aprenden mucho más de lo que ven que de lo que se les dice. Por eso, nunca les digas a tus alumnos ninguna mentira, aunque creas que es por “su bien” o porque “así te hacen caso”. Seguro que hay una forma de explicarles o pedirles algo sin recurrir a ellas. No las uses como chantaje, porque luego perderán esta función. Ya no te creerán. Y sobre todo, no digas a nadie mentiras delante de los niños. Con ello estarán aprendiendo que el fin justifica los medios. A corto plazo, la mentira puede servir para conseguir lo que queremos, pero hace imposible una relación basada en la confianza y el respeto mutuos.

Es mejor convivir en un mundo sincero, donde la confianza en los demás se dé por hecho.

Si los más escépticos están pensando en ello, hay una excepción que confirma la regla: el mundo de la magia o la fantasía que rodea a los dientes o las fiestas navideñas. Pero esa es ya otra historia…

Lecturas relacionadas...

Descárgate la presentación con los PUNTOS CLAVE: 

Fecha de publicación: 28-12-2020
Autor/es: