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Aprender disfrutando: el reto de la motivación intrínseca en el aula

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Fecha de publicación: 24-04-2022

La motivación y el aprendizaje son dos procesos psicológicos que indudablemente se dan la mano en los contextos de educación formal de manera continuada. Es difícil concebir que se pueda producir el aprendizaje sin que exista una motivación mínima previa para ese aprendizaje. Pero al mismo tiempo, el éxito o fracaso de los procesos de aprendizaje condicionan notablemente el estado motivacional del aprendiz para sus futuras tareas de aprendizaje. Con frecuencia nos preguntamos: ¿los estudiantes no aprenden porque no están motivados o no están motivados porque no aprenden? ¿Cómo motivar a nuestros/as estudiantes para el aprendizaje? ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo?

Idealmente la mejor motivación para el aprendizaje en el aula es sin duda la intrínseca. Este tipo de motivación aflora cuando se satisfacen las necesidades psicológicas de autodeterminación o autonomía, competencia y afinidad. La necesidad de autodeterminación o autonomía se refiere al deseo intrínseco que todos/as tenemos de sentir que nuestra vida es conducida por nosotros mismos, esto es, que podemos elegir en lo cotidiano y en lo importante y que los principales agentes causales de nuestras decisiones y comportamientos somos nosotros y no fuerzas externas a nosotros. Implica la percepción de libertad para hacer algo, la percepción de que nuestra voluntad prevalece en nuestra vida.

La competencia por su parte es la necesidad psicológica de sentir que se interacciona adecuadamente con el entorno, que se es eficaz, que se es competente. Es importante no confundirlo con la idea de competición, con el hecho de competir con los demás. La competencia se refiere a esa necesidad de demostrarse a uno mismo que lo puede hacer bien, satisfactoriamente, en los retos y desafíos que le plantea su vida cotidiana.

Por último, la necesidad psicológica de afinidad se refiere a la necesidad que tenemos de establecer vínculos y lazos afectivos estrechos con otras personas.

Pues bien, ¿por qué son importantes estas tres necesidades psicológicas para el aprendizaje en contextos escolares? Porque apoyarlas entraña notables implicaciones para la motivación. Cualquier actividad que satisfaga estas necesidades incrementa la motivación intrínseca por ella y por tanto la energía y deseo del aprendiz. Satisfacer estas necesidades es crear un reservorio de motivación intrínseca que impulsará a nuestros estudiantes hacia los procesos de aprendizaje. Con un valor añadido, que no necesitaremos de fuentes externas de motivación para que se impliquen. Cuando un comportamiento se realiza por motivación intrínseca se distingue fácilmente porque en su propia ejecución disfrutamos, experimentamos placer, nos gusta hacerlo. La motivación intrínseca sería así el ideal de todo educador/a, la meta a llegar: que los estudiantes se impliquen en los procesos de aprendizaje por el mero placer que les produce, porque se sienten sobre todo autodeterminados y competentes.

Siendo tan importantes satisfacer las necesidades psicológicas para el aprendizaje, ¿cómo podemos conseguirlo en nuestras aulas?:

  • Para favorecer la autodeterminación pueden ponerse en práctica algunas estrategias relativamente sencillas: (a) Conocer los intereses y preferencias de nuestro alumnado para apoyarlos. (b) Incitar a la elección e iniciativa, planteando siempre que sea posible diferente posibilidades en lugar de actividades cerradas, para que el/la alumno/a sienta que elige, que escoge, que su iniciativa tiene valor. (c) En caso de no poder dar a elegir porque sean tareas que educativamente el/la profesor/a considere necesarias, siempre comunicar las razones, explicar las reglas, los límites… Sustituir los “deberías” por los “porque…”
  • Para favorecer la competencia se requiere fundamentalmente retroalimentación positiva de rendimiento, es decir, que el estudiante reciba información sobre su grado de ejecución en una determinada tarea, pero retroalimentación positiva de su progreso. Para ello es importante que las tareas estén diseñadas de tal forma que supongan un reto adecuado para el nivel de habilidad, capacidad, desarrollo… del aprendiz, dentro de lo que Vygotsky denominó “zona de desarrollo próximo”. Si las tareas son demasiado fáciles, el estudiante se aburrirá y la retroalimentación le dará poca satisfacción a su necesidad de competencia; si son demasiado difíciles, rara vez podrá desempeñarse adecuadamente en ellas, por lo que el feedback que recibirá será negativo. Solo en tareas que supongan un desafío óptimo podrá ver satisfecha su necesidad de competencia.
  • Y por último, para favorecer la necesidad psicológica de afinidad basta con diseñar ambientes de interacción con otros en los que reine un ambiente cálido de cuidado y preocupación mutua. En ese sentido, los trabajos en grupo y cooperativos suponen una herramienta idónea, además de la atención cotidiana al fortalecimiento de las relaciones entre el alumnado.

No obstante, con frecuencia se requiere la utilización de motivadores extrínsecos (incentivos y consecuencias) para fomentar el aprendizaje del alumnado. En ese caso, la preferencia siempre ha de ser por las consecuencias agradables (reforzadores positivos no tangibles como elogios y alabanzas), evitando en lo posible los castigos. Cuando los elogios se realizan de manera informativa (p.e. “muy bien, has conseguido resolver adecuadamente un problema que ayer no pudiste”) en lugar de controladora (p.e. “muy bien, hiciste lo que yo te dije”), mejoraremos además la motivación intrínseca del alumnado, al potenciar su competencia y no disminuir su autodeterminación.

En suma, motivar para el aprendizaje constituye uno de los mayores retos a los que se enfrenta diariamente el profesorado en sus aulas. En ese sentido, el uso frecuente de motivadores extrínsecos ha de ir dejando paso al fortalecimiento de la motivación intrínseca, para así garantizar el deseo del alumnado por aprender y conseguir algo aún más difícil, que disfruten del propio proceso de aprendizaje.

Fecha de publicación: 24-04-2022
Autor/es:
  • Jesús López Megías. Catedrático de Universidad de Psicología.. Facultad de Psicología, Universidad de Granada. Granada.