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Wole Soyinka: escritor y Premio Nobel de Literatura 1986, nigeriano

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Fecha de publicación: 10-02-2021

Tuve la suerte de saludar a Wole Soyinka en el verano de 2011. Pocos días antes me había enterado de que se disponía a ofrecer una conferencia sobre la situación de la cultura y la política en Nigeria, así que no dudé un momento en hacer todo lo posible para conseguir una invitación. La fortuna me acompañó y fui uno de los privilegiados que pudo escuchar su charla en el “Centro Cultural Oscar Niemeyer”, diseñado por el arquitecto brasileño y construido a principios de este siglo junto a la ría de Avilés. Brasil y Nigeria unidas en Asturias.

Casi todo el mundo sabe que Wole SoyinKa se convirtió en el primer escritor africano galardonado con el Premio Nobel de Literatura en el año 1986. Poeta, novelista, dramaturgo y crítico literario, también destaca por su activismo político que incluso le llevó a la cárcel. Sin embargo, lo que le traía en aquel momento hasta Asturias era otra faceta desconocida por la inmensa mayoría, su colección de máscaras y miniaturas africanas, auténticas joyas de madera y bronce utilizadas para celebraciones y rituales de todo tipo. Una colección fascinante que se exponía por primera vez en público.

¿Quién es Wole Soyinka?

Akinwande Oluwole Soyinka, que es su nombre completo, es descendiente de la etnia yoruba. Nació en Abeokuta, estado de Ogun, Nigeria, el 13 de julio de 1934. Su padre era ministro de la iglesia anglicana y dirigía una escuela local, mientras que su madre era dueña de una tienda y militaba en el movimiento de mujeres de su comunidad. Soyinka es el segundo de sus seis hijos. Estudió en las Universidades de Ibadán, Nigeria, y Leeds, Reino Unido, donde se licenció en literatura inglesa. Quizá por ello se decidió a escribir en inglés, sin renunciar a sus raíces yorubas; con la frase “el tigre no necesita hacer alarde de su tigritud” explicó en su momento esta aparente contradicción.

Es en el Reino Unido donde escribe sus primeras obras teatrales, construidas en el ambiente de experimentación que se respiraba allí a finales de los años 50. Incluso llega a trabajar en el Teatro de la Corte Real como actor aficionado y director, y ve representadas en Londres algunas de sus obras, como El León y la joya.

De vuelta a su Nigeria natal, en la década de los 60, compagina el estudio del teatro africano con la escritura de guiones de radio, al tiempo que desempeña una destacada labor docente en la Universidad de Lagos y en la de Ife. Durante estos años funda varias compañías como Orisun y también Las Máscaras, escribiendo diversas obras teatrales llenas de simbolismos, sin olvidar algunas de sus novelas más complejas y de mayor calidad como Los intérpretes.

Un activismo político pagado con la cárcel

La carrera literaria de Soyinka y su activismo político discurren prácticamente en paralelo. De hecho, la que puede considerarse como su primera obra relevante, La danza de los bosques, vio la luz en 1963 coincidiendo con el tercer aniversario de la independencia de Nigeria, en medio de una intensa crisis política. La obra denuncia de forma satírica los problemas de una nación joven al mismo tiempo que critica la idealización del pasado, destacando en el plano formal, por combinar las tradiciones africanas con técnicas experimentales occidentales, lo que será una constante en su literatura.

En 1967, durante la guerra civil nigeriana, es arrestado y permanece más de dos años encarcelado tras publicar un artículo pidiendo el alto al fuego y ser acusado de conspiración con los rebeldes de Biafra. Esta difícil experiencia aparece descrita en sus libros El hombre ha muerto y La estación del caos, publicados tras exiliarse voluntariamente en 1972. Durante el exilio retorna a la Universidad de Leeds y escribe sus piezas de teatro más importantes así como varios libros de ensayo. Tras un nuevo exilio en 1997, se traslada a Estados Unidos, donde sigue residiendo de forma habitual cerca de Los Angeles, California, siendo profesor invitado en varias universidades de Estados Unidos. Viaja con frecuencia a Nigeria y mantiene su compromiso político.

Resulta especialmente interesante su autobiografía Aké, los años de la niñez donde describe cómo transcurrió su infancia en la aldea en la que creció y fue educado según las tradiciones yorubas. El propio Soyinka ha reconocido en alguna entrevista que durante esta época sus lecturas eran muy variadas; Charles Dickens, Eurípides, William Blake, y por supuesto, la Biblia, que siempre estaba presente en la biblioteca de su padre.

“Lanzadera en una cripta”

En tiempos de confinamientos, me ha resultado de una especial emoción leer de nuevo, también cerca de la ría de Avilés, Lanzadera en una cripta (Editorial Bartleby, 2010) su recopilación de poemas traducidos al castellano, escritos en paquetes de tabaco y papel higiénico durante sus años en prisión. Unos poemas que Wole Soyinka considera fundamentales para resistir en su momento la intención de quienes pretendían destruirlo como persona.

Este es uno de los poemas.


Capital

No puede ser

que el germen que ha nutrido la tierra

lo haya atendido el hombre. Una vez vi una cascada

de germen, una abundante lluvia de grano

que escupían vertedores de boca ancha

y saciedad satisfecha; juro que los granos

cantaban.

No puede ser

que la política, las deliberaciones

tornen las brasas de mi vida

en cenizas, y en mares contaminados

descansen tristes lechos de levadura que esponjan

la pasta

del mercado mundial.

Fecha de publicación: 10-02-2021
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