Vuestro hijo tiene un apéndice o una fosita delante de la oreja. Qué debéis saber.
La fosa y el apéndice preauriculares son dos tipos de malformaciones congénitas que afectan a la zona delante de la oreja. La fosa preauricular es un pequeño orificio o depresión en la piel, mientras que el apéndice preauricular es una protuberancia o bulto de tejido. Ambos pueden estar presentes desde el nacimiento o aparecer más tarde en la infancia.
Estas malformaciones son relativamente frecuentes, con una incidencia estimada entre el 0,5 y el 1 % de la población pediátrica. En la mayoría de los casos, son aisladas y no tienen ninguna repercusión en la salud o el desarrollo del niño. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden estar asociadas a otras alteraciones congénitas, especialmente del aparato auditivo y de los riñones.
¿Qué causa la fosa y el apéndice preauriculares?
Durante las primeras semanas de gestación, el embrión tiene unos pliegues de tejido en la zona que corresponde al cuello, llamados arcos branquiales. Estos pliegues se cierran y se transforman en las estructuras de la cabeza y el cuello, incluyendo el oído externo. Sin embargo, a veces pueden quedar restos de estos pliegues que dan lugar a la fosa o el apéndice preauriculares.
La fosa y el apéndice preauriculares pueden tener un componente genético, ya que se han observado casos familiares y una mayor frecuencia en algunas etnias. También pueden estar causados por factores ambientales, como la exposición a ciertas sustancias químicas o infecciones durante el embarazo.
¿Pueden dar problemas o asociarse a otras malformaciones?
La fosa y el apéndice preauriculares, por sí solos, no suelen causar problemas de salud, salvo una cuestión estética que puede afectar a la autoestima del niño. No obstante, es importante realizar una valoración por el pediatra para descartar otras malformaciones asociadas.
La fosa preauricular puede infectarse o inflamarse, produciendo dolor, enrojecimiento o secreción de líquido o pus.
El apéndice preauricular no suele dar problemas, salvo el estético.
La fosa y el apéndice preauriculares son malformaciones aisladas en la mayoría de los casos, pero pueden ser indicadores de otras malformaciones congénitas, especialmente del sistema renal o auditivo. Por eso, se recomienda realizar una ecografía renal y una prueba de audición a los niños que presenten estas anomalías, sobre todo si son bilaterales, múltiples o si hay antecedentes familiares o personales de otras alteraciones.
¿Se deben tratar?
En general, se trata de malformaciones benignas que no requieren tratamiento, salvo que causen complicaciones o problemas estéticos.
Si la fosita se infecta o supura, requerirá limpieza adecuada y la aplicación de antibióticos tópicos u orales. Y en algunos casos, puede ser necesario realizar una cirugía para eliminar la fosa y evitar las recurrencias.
La cirugía es una opción que se puede valorar en función de la edad, el tamaño, la localización y la forma de la fosa o el apéndice, así como de la presencia o no de otras malformaciones asociadas. La cirugía suele ser sencilla y el resultado estético bueno.
Se debe abordar cada caso de forma individualizada y teniendo en cuenta las preferencias de los padres y el niño.
Autores del artículo original: |
-
Gabriel Ruiz Soler. Pediatra.. Clínica Privada: Pediatra Gabi Ruiz. Valencia.