La preocupación general por el bienestar emocional y la salud mental de la población ha ido en aumento despues de la pandemia COVID-19. Esta parece que ha aumentado la fragilidad emocional de forma relevante sobre todo en la infancia y la adolescencia.
Dentro de este contexto de malestar emocional, la conducta suicida es un problema de salud pública de primer orden. Es la segunda causa de muerte en los jóvenes ( informe OMS 2019).