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El niño del exorcista: mi hijo tiene pesadillas

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Fecha de publicación: 21-10-2023

A veces puede pasar que nuestro hijo comience a gritar por la noche, teniendo que ir a su cuarto para que se calme. Unas veces nos cuenta que ha soñado cosas terribles y otras, por el contrario, no se acuerda de nada.

¿Qué le pasa?

Lo que le pasa se llama parasomnia, que son vivencias no deseadas, a veces muy reales, que suceden durante el sueño.

¿Cómo son?

Hay varios tipos, pero los más frecuentes son los terrores nocturnos y las pesadillas.

Tipos

Las pesadillas son sueños muy elaborados, en los que el miedo es mayor poco a poco, hasta despertarnos de forma brusca y fácil. Se dan en cualquier momento del sueño, pero son más frecuentes al final de la noche. También son más frecuentes en las niñas. Las pesadillas son muy cortas y desaparecen al despertarse. Cuando se despierta nos reconoce sin problemas. Lo normal es que nuestro hijo recuerde muy bien el sueño, con tantos detalles que puede pensar que es algo real. Por eso puede costar que se vuelva a dormir.

Los terrores nocturnos son algo distintos. Lo normal es que sean al inicio del sueño y parecen pesadillas muy intensas. Nuestro hijo también se levanta de golpe gritando o llorando; le notamos una gran sensación de miedo. Además, los ojos están abiertos con la mirada fija… pero está dormido. Si le movemos o agitamos, no responde y a los pocos minutos se vuelve a quedar dormido sin problema. A la mañana siguiente, no recuerda nada.

¿Qué podemos hacer para evitarlas?

Lo mejor es una buena higiene del sueño: dormir bastante, irse a la cama y levantarse a la misma hora, evitar beber mucho antes de ir a dormir o bebidas con cafeína… Además, es mejor evitar películas de terror, cuentos de miedo o videojuegos violentos. Hay que tener una rutina de ir a la cama que sea tranquila.

Y si le pasa, ¿qué hago?

Lo más importante es tranquilizarlo, conseguir que se sienta seguro (aquí nos podemos ayudar de su juguete favorito o algo que le dé seguridad) para que se pueda dormir otra vez.

En el caso de las pesadillas, no se debe hablar sobre ellas cuando pasen, es mejor dejarlo para el día siguiente. Si sigue con mucho miedo por la pesadilla, podemos pedirle que haga un dibujo sobre ese sueño, para luego cambiar sobre el dibujo las cosas que nos dan miedo; ver que somos nosotros quienes mandamos.

Durante los terrores nocturnos, a pesar de que “lo que nos sale” es hacer que se despierten, no debemos hacerlo, porque pueden asustarse aún más. Lo mejor (y más difícil) es esperar a su lado hasta que se le pasen, evitando que pueda hacerse daño. Al día siguiente, al contrario que las pesadillas, es mejor no hablar sobre ellas.

En ambos casos, los episodios irán desapareciendo con el tiempo y con la edad. Si no fuese así y empeoran, afectan a su día a día o notáis cualquier cosa (aunque no sepáis qué) que os preocupa, es mejor acudir a vuestro pediatra para que valore si hay que hacer algo más.

Fecha de publicación: 21-10-2023
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