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al cuidado de la infancia y la adolescencia

¡Tartamudea!

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Fecha de publicación: 19-10-2011

La palabra tartamudear viene de la onomatopeya tart y mudo y se define como "hablar o leer de forma entrecortada y repitiendo las sílabas". También se conoce con el nombre de disfemia.

Es un trastorno del ritmo del habla que afecta a la fluidez del discurso. Comienza, por lo general, en la niñez. Se caracteriza por los tropiezos, espasmos, bloqueos y repeticiones que producen una ruptura del ritmo del habla. Se diferencias dos formas:

- tartamudez clónica, con episodios de no fluidez repentinos y de corta duración;

- tartamudez tónica, si estos episodios son continuos y de larga duración.

Es mucho más común en varones (en una proporción de 4 a 1). En torno a un 5% de los niños han presentado algún tipo de disfluencia, pero sólo el 1% de adultos siguen con este trastorno.

La mayor parte de los casos son transitorios. Hasta un 80% se recuperan antes de los 12 meses del inicio del cuadro.

Es importante evitar que la disfluencia se cronifique. Para ello, si dura más de 6 meses es conveniente consultar con el pediatra.

La tartamudez tiene un origen desconocido. Los últimos estudios indican que puede deberse a un problema de integración de circuitos neurológico. 

Hay una predisposición familiar. Casi el 60 % de las personas que tartamudean tienen un familiar que también lo hace.

¿Cómo se desarrolla el lenguaje?

El lenguaje comienza a desarrollarse en los niños desde el nacimiento. A partir de los 2-3 años empiezan a hacer frases largas y complejas. En este período inicial de aprendizaje e imitación del lenguaje, el niño puede tener problemas para pronunciar algunas palabras o sonidos o para formar frases. Esto se acentuará cuando el niño se vea ante situaciones estresantes, como cuando esté muy enfadado, cuando tenga que hablar con un desconocido, etc., lo que puede producirle algunos problemas de fluidez.

En esta etapa también es frecuente la llamada tartamudez 'evolutiva'. Suele ser de corta duración. Igual que aparece, desaparece espontáneamente. A diferencia de esta, la tartamudez 'persistente' suele empezar con un poco más de edad y es mucho más fácil que perdure.  

¿Existe alguna edad crítica?

Hay dos edades críticas en las que puede aparecer la tartamudez:

  • entre los 2 y 5 años: etapa de mayor desarrollo del lenguaje;
  • y hacia los 6 años: inicio de la educación primaria (sobre todo si no ha estado escolarizado antes; hoy día es muy raro).

La alteración de la fluidez del habla puede interferir con el rendimiento académico y, sobre todo, en la comunicación social. Es frecuente que aparezca 'lalofobia' (miedo a hablar en público y 'logofobia' (miedo a las palabras).

Disfluencias en un niño cuando comienza a hablar.

- Su habla se inicia de forma fácil y sigue hablando con naturalidad aunque repita una palabra o frase.

- Una o dos repeticiones de palabras o frases completas: “papá, papá…ven” o “para comer, para comer

- Titubea y presenta vacilaciones (“eee”, “este”).

- Reformulación de las oraciones: ”¿voy a esto… me quedo con papá?

- En las repeticiones el sonido vocal lo pronuncia bien.

- Las repeticiones son rítmicas.

- Su habla se inicia de forma fácil y sigue hablando con naturalidad aunque repita una palabra o frase.

Hay que tener en cuenta que el niño no debe evitar tartamudear mientras habla. Se le debe tratar con total normalidad. Si el niño tiene ansiedad o miedo a la hora de hablar, su recuperación será mucho más lenta. No hay que completar la frase, ni interrumpir el mensaje.

¿Cuándo se debe de consultar con el pediatra?

Hay casos en los que la tartamudez puede cronificarse y por ello es recomendable que los vea el pediatra:

  • el niño llora porque no se siente capaz de hablar de una forma fluida,
  • hace sustituciones "raras" de unas palabras por otras,
  • usa “muletillas” o sonidos sin sentido antes de empezar a hablar o
  • los padres ven gestos de tensión o esfuerzo al hablar
  • prolonga sonidos, repite más de dos o tres veces sonidos o sílabas, se bloquea o atasca.

Es muy importante que el tratamiento, si es preciso, comience antes de que el niño desarrolle reacciones emocionales y sociales de evitación de la tartamudez.

Indicaciones para los padres de niños que tartamudean

1. Hable con su hijo sin prisa y con muchas pausas. Mantenga contacto visual natural con su hijo. Intente no mirar hacia otro lado ni mostrar signos de molestia. Deje que termine de hablar y espere un poco antes de empezar a hablar usted. Hablar tiene que ser algo divertido y que lo pueda disfrutar.

2. Pregúntele menos. Los niños hablan con más soltura cuando cuentan sus propias ideas. En lugar de preguntas, haga comentarios sobre lo que el niño ha dicho, para que así vea que lo escucha. Las comidas suelen ser un buen momento para hablar.

3. Use gestos faciales u otras formas de comunicación no verbal para transmitirle a su hijo, cuando tartamudea, que usted está atento a su mensaje y no a su forma de hablar.

4. Reserve unos minutos a una hora fija todos los días en los que pueda dedicarle toda su atención al niño. En ese rato, deje al niño escoger lo que quiere hacer. Deje que él dirija las actividades y decida por sí solo si quiere hablar o no. Cuando usted hable en este tiempo, lo hará de forma lenta, con calma y con muchas pausas. Estos ratos de quietud pueden servir para que el niño coja confianza en sí mismo, al ver que el padre está a gusto con él.

5. Enseñe a todos los familiares a hablar y escuchar por turnos.

6. Piense en la relación que tiene con su hijo. Dígale más veces a su hijo que lo está escuchando y que a éste le sobra tiempo para expresar su mensaje. Trate de disminuir las críticas, la prisa, las interrupciones y las preguntas.

7. Sobre todo, que su hijo sepa que lo acepta tal como es.

8. Lea en voz alta y anímele a que lea en voz alta todos los días.

Es casi seguro que si usted habla más lento y con calma y refuerza la confianza del niño en su capacidad de expresarse, puede lograr una mejor fluidez verbal y disminuir su tartamudeo. Pero el arma más poderosa será el apoyo y aceptación que le brinde, tartamudee o no.

Evite que su hijo hable o lea en voz alta cuando se sienta incómodo o cuando aumente la tartamudez. En esos momentos, en cambio, motívelo a que realice actividades en las que no tenga que hablar mucho.

En las revisiones de salud su pediatra le preguntará por el lenguaje de su hijo y le dirá si hay algún problema o si su desarrollo es normal.

Recursos relacionados

Fundación Española de la Tartamudez

Fundación Americana de la Tartamudez

Descárgate la presentación con los PUNTOS CLAVE: 

Fecha de publicación: 19-10-2011
Última fecha de actualización: 10-09-2017
Autor/es:
  • Guadalupe del Castillo Aguas. Pediatra. Unidad de Atención Infantil Temprana. Centro de Salud 'Colonia Santa Inés'. Málaga
  • José Ruiz López. Psicólogo clínico. Logopeda. Unidad de Atención Infantil Temprana. Centro de Salud 'Colonia Santa Inés'. Málaga