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Padres y pediatras
al cuidado de la infancia y la adolescencia

Trastornos de conducta en niños y adolescentes

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Fecha de publicación: 26-02-2015

¿Qué quiere decir que mi hijo tiene un trastorno de conducta?

Pues que se comporta de una forma que va en contra de la norma social. Puede ser más o menos grave, según la edad de inicio y de otros factores del niño, de su familia y entorno social.

Los casos de trastornos de conducta en la infancia son mucho más frecuentes desde hace unos años. Son una de las primeras causas de consulta en atención primaria y en las consultas de salud mental. Es muy probable que se den a la vez enfermedades mentales y otros problemas bio-socio-familiares. Por eso es crucial una detección y abordaje precoces.

Se clasifican en varios tipos, los más importantes en pediatría son:

1. Trastorno negativista desafiante (TND): conducta hostil y desafiante frecuente con deterioro de su actividad física, escolar y familiar. Por ej.: pataletas frecuentes, retos a adultos, actitud rencorosa y vengativa marcada, molestar a los demás de forma voluntaria, etc.

2. Trastorno antisocial de la personalidad: cuando tiene conductas agresivas  y retadoras, violando normas mayores adecuadas para su edad y entorno social: incendios, robos, daños a bienes privados, absentismo escolar y fugas del hogar, actos de crueldad hacia la gente o animales

3. En pediatría se distingue otro tipo: trastorno disocial  y de las emociones mixto de comienzo específico en la infancia, cuando los problemas de conducta se asocian a  ansiedad, depresión, obsesiones, fobias, etc. Por tanto, aquí se pone el acento en síntomas de tipo emocional que a veces pueden no notarse ante lo llamativo de la conducta.

¿Cómo puedo saber si lo tiene mi hijo pequeño?

Al inicio, el trastorno de conducta en la primera infancia se muestra con problemas de conducta leves, de negación, oposición y terquedad. Estos son frecuentes en los niños pequeños, pero si duran hasta los siete u ocho años nos han de preocupar.

A veces se presenta de forma temporal cuando hay crisis, separaciones, duelos, etc. En otros casos, puede formar parte de la expresión de un trastorno del neurodesarrollo, que lo explicaría.

De entrada, es esencial saber cuál es el problema principal y distinguir entre si es una conducta anormal o si se produce por otra causa que se pueda tratar.

¿Qué factores facilitan que se produzca?

Es central el hecho de que en la primera infancia no se hayan aprendido normas, límites y respeto por los demás, así como su entorno social.

Los factores que afectan son:

  • Educación permisiva: que para nuestros hijos lo normal sea tener lo que quieren y resolver sus problemas “ya”. No saber tolerar la más mínima frustración o sentimiento negativo.
  • Las largas jornadas laborales u horarios que impiden a los padres una buena crianza de los hijos, así como, las separaciones o divorcios conflictivos.
  • La inmigración. Algunas culturas con normas de crianza y forma de vida muy distintas a las nuestras pueden tener rechazo a lo que es normal aquí.
  • Diferencias entre familia y escuela.
  • Pobreza, marginación social, padres adolescentes o familiar delincuente.
  • Psicológicos: que  el apego y afecto que tenga el niño con sus padres o cuidadores y no le den seguridad.
  • Impulsividad: “actuar sin pensar en qué pasará”. Es frecuente en la primera infancia, pero hay que corregirlo.
  • Sociales agresores: que forme o no parte de su entorno social a través de relaciones o costumbres erróneas como desvalorizar sus logros siempre (académicos, deportivos, creativos, etc.), burlas, rumores, insultos y ataques verbales.
  • Los medios de comunicación: las pantallas son el elemento cultural que más influye: la televisión, redes sociales a través de móvil, videojuegos, etc. con efectos negativos sobre todo en los más pequeños.
  • La escuela: muy importante para influir en la formación y sociabilización, y enseñar pautas y valores.
  • Violencia escolar. Destaca el niño víctima de bullying o acoso (ataque psicológico, verbal o físico con amenaza y abuso de poder, que produce daños psicológicos graves y conductas autodestructivas).

Para no olvidar:

  1. Los límites son el eje para ayudar a tolerar la frustración y el tiempo de espera para obtener el beneficio. Soportar que el premio puede no ser ahora mejora el control de los impulsos. Los padres deben saber que las normas hacen que los hijos se sientan seguros.                                                                                                                           
  2. El entorno social que rodea a la familia es crucial: las relaciones que los padres tienen fuera y dentro de la familia, el nivel para comunicar e informar, el interés social y la actitud frente a ellos.
  3. Los adultos de la familia deben comportarse de forma lógica y dar ejemplo.
  4. Hay que ver si el trastorno es adaptativo o reactivo, por una crisis familiar reciente.
  5. El manejo de estos trastornos es complejo. Es frecuente tener que pedir ayuda a los servicios sociales y trabajar junto con el medio escolar, que debe estar al corriente.

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Fecha de publicación: 26-02-2015
Última fecha de actualización: 09-01-2023
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