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Piel e impulsividad: Dermatosis impulsivas

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Fecha de publicación: 22-01-2014

Piel e impulsividad ¿qué relación hay?

La piel y el sistema nervioso tienen el mismo origen en el embrión, por lo que están conectadas. Así cuando alguien está nervioso, la piel se pone roja y suda más. En sentido contrario, un picor intenso puede acabar con nuestros nervios. Además, la piel es muy accesible y fácil de dañar. Las autolesiones repetidas, que el propio niño se hace, en la piel, el pelo o las uñas son una forma de Trastorno del control de los impulsos. El niño siente el impulso de rascarse, morderse, arrancarse... y no es capaz de resistirse y hacerlo le alivia y le resulta liberador. 

¿Qué tipos hay?

- Onicotilomanía.Se muerden las uñas hasta que se causan heridas, infección de los dedos y hasta deformidad en la parte final del dedo.

- Queilomanía. Se lamen constantemente el borde del labio. Esto causa heridas y sequedad de boca. Hay que diferenciarlo de una dermatitis por contacto (alimentos ácidos, tratamientos para el acné..).

- Tricotilomanía. Se arrancan de forma impulsiva el propio pelo hasta que se hacen calvas. Sobre todo en la cabeza, las cejas y pestañas. Se da hasta en el 1-2% de los escolares. Es más común en chicas.

- Acné escoriado. Adolescentes que se pellizcan y manipulan las lesiones de acné. Suelen ser chicas con rápidos cambios de humor, muy obsesivas y con reglas irregulares. Cuando notan la más mínima irregularidad en su piel, tienen el impulso irresistible de tocarse las lesiones. Esto les causa molestia, inflamación y picor y facilita que se perpetúe la agresión al ser los granos cada vez más visibles y molestos. Al final les pueden quedar cicatrices poco estéticas.

- Prúrigo nodular. Adolescentes que tienen el impulso irresistible y no placentero de rascarse las piernas o brazos hasta producirse heridas sobrelevadas. Estas tardan en curar y dejan cicatrices oscuras o blanquecinas. Suelen tener antecedentes de reacciones importantes ante picaduras de insectos o enfermedades inflamatorias.

Diagnóstico

Si tu hijo/a tiene heridas, irritación en la piel o calvas de forma repetida debes de consultar con tu pediatra. Éste hará una exploración física y un diagnóstico diferencial con otras enfermedades de la piel que causen esas lesiones.

Tratamiento

Saber de forma precoz que estas lesiones son autoinflingidas (es decir, provocadas por ellos mismos) evita tratamientos dermatológicos fuertes y pruebas diagnósticas innecesarias. En casos leves o de corta evolución el tratamiento lo puede hacer el pediatra del centro de salud. En casos más graves o de larga evolución hace falta la colaboración del pediatra o dermatólogo con el Equipo de Salud Mental Infantojuvenil.

Inicialmente suelen hacer falta tratamientos tópicos (cremas de antibióticos, corticoides, fármacos para los hongos) para reducir las complicaciones asociadas (infección, inflamación) y el picor (antihistamínicos).

En los casos graves, requiere además un soporte psicológico para saber las causas de esas autoagresiones, qué las desencadena y sobre todo poder desarrollar estrategias para evitarlas. Si el menor presenta mucha ansiedad serían necesarios, al mismo tiempo, fármacos (antidepresivos, ansiolíticos) para mejorar la adherencia al tratamiento.

Descárgate la presentación con los PUNTOS CLAVE: 

Fecha de publicación: 22-01-2014
Última fecha de actualización: 21-08-2017
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