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Vidas a la deriva

El último naufragio de una embarcación con refugiados y emigrantes en el Mediterráneo, en el que han perdido la vida cientos de personas, es una tragedia creada por el hombre que podría haberse evitado.

La constante negligencia de los gobiernos europeos respecto a la crisis humanitaria en el Mediterráneo ha contribuido a que, desde su comienzo en 2015, el número de muertes de personas emigrantes y refugiadas se haya multiplicado por más de 50. Y un enorme número de ellos son menores. Por eso la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) no puede dejar pasar por alto esta tragedia.

¿Pero qué les lleva a embarcarse para jugarse la vida llegando a nuestro continente? (Amplia esta foto y mira cuántos son niños)

¿De quién es la culpa de que esto ocurra?

La única causa para embarcarse suicidamente es la desesperación. Huyen de las guerras, el hambre, las enfermedades y la pobreza. Arriesgan su vida porque quieren comer cada día, quieren tener acceso a un sistema de salud adecuado, quieren poder llevar a sus hijos a la escuela, quieren tener una esperanza de vida de 80 años, en resumen quieren vivir como nosotros. La solución no es nada fácil, pero no debe consistir en levantar muros y alambradas para impedir que lleguen, ni cerrar los ojos ante esta barbarie.

Por un lado se deben buscar soluciones rápidas para terminar con tantas muertes. La Unión Europea debe llegar a acuerdos para aumentar la búsqueda y el rescate de las personas que intentan llegar a Europa y no usar el argumento fallido de que los rescates tienen efecto llamada ante nuevos inmigrantes. Además, Europa debe luchar contra las mafias que extorsionan y conducen a la muerte a los desesperados, ayudar a estabilizar la situación política de Libia y acabar con la guerra en Siria. Es urgente.

La movilidad es un derecho y en muchos casos un problema humanitario. Aunque a Europa sólo llega un mínimo porcentaje de refugiados, la gran mayoría son recogidos en países vecinos a los de los conflictos o extrema pobreza. Y esos países, a los que nadie ayuda, suelen ser, también, pobres e inestables políticamente. Y allí viven hacinados millones de adultos y de niños refugiados en condiciones inhumanas.

El proyecto piloto –ya muy reducido- de acoger a 5000 refugiados sirios repartidos en la Unión Europea se olvidó en la cumbre europea del pasado jueves 23 de abril. El reparto será voluntario, ¿cuántos acogerá el estado español, 100 como los pasados años?

Por otro lado, nunca podremos acabar con la emigración desesperada si no se mejoran las condiciones de vida en sus propios países. No podemos dejarles a su suerte. Hay que reivindicar que los gobiernos e instituciones internacionales hagan políticas de cooperación y solidaridad eficaces e impulsen nuevos acuerdos de comercio justo para unos y para otros. Si seguimos así, tendremos que enfrentarnos a nuevos y peores dramas que afectarán a nuestras acomodadas sociedades.

La AEPap pide tanto al gobierno español como a la Unión Europea, a las entidades públicas y privadas implicadas y a los propios ciudadanos, que pongan los medios para evitar más muertes de inmigrantes en el mar Mediterráneo y que se haga prevalecer los derechos humanos y la ética en sus acuerdos de comercio y políticas de cooperación.

Creemos en ello y trabajamos para que los niños, no sólo de nuestro territorio, gocen de un buen estado de salud. En el fondo, la denominación de los romanos “Mare nostrum” al mar Mediterráneo ha hecho creer erróneamente que este mar nos pertenece, pero no es así, nada pertenece a unos pocos, el mundo es global.

¡Las muertes de inmigrantes en el mar Mediterráneo deben acabar ya!

28 de abril, 2015. Grupo de Inmigración, Cooperación y Adopción.
Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap)
(descarga el pdf del comunicado)

Fecha de publicación: 28-04-2015

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